miércoles, 21 de noviembre de 2012

HISTORIA DE LA MUSICA GALLEGA


                     La historia de la musica en Galicia 

La historia de Galicia  no se puede entender sin la música. A lo largo de los siglos, las sucesivas migraciones e invasiones, trajeron consigo influencias musicales de toda Europa; la propia gaita probablemente llegase en el siglo V con la migración sueva. El Camino de Santiago, que conduce a la Catedral de Santiago de Compostela desde cualquier punto de Europa, lleva siendo una excelente vía de intercambio cultural desde la Edad Media. El propio símbolo de los peregrinos, una concha de vieira, constituye el más básico de los instrumentos de la música tradicional gallega.



A lo largo de los siglos, la música tradicional de Galicia fue un elemento clave en la construcción de la identidad del pueblo. Instrumentos y cancións se transmitían de padres a hijos para mantener intacto el legado. A día de hoy, la música de Galicia crece al amparo de una industria autóctona que no deja de evolucionar. A cada paso surgen nuevas bandas que encuentran su lugar en el mercado.

Historiadores romanos escribieron sobre el proverbial gusto que el pueblo gallego, aún bárbaro, tenía por la danza y el canto. Estrabón documentó las danzas que los pueblos de las montañas gallegas ejecutaban en las noches de luna llena, acompañadas de trompetas y flautas.
La liturgia eclesiástica, que asimiló en la Edad Media instrumentos como la gaita o el organistrum (predecesor de la zanfona), puede considerarse la primera gran fuente de influencia de lo que hoy entendemos por música tradicional gallega.
Contamos con repertorios musicales de enorme interés ya desde el siglo XI. El Códice de Fernando I -o Libro de Horas- es el primero y casi único documento de estudio musical de la Alta Edad Media. Datado en 1055.
La pieza maestra del medievo gallego es el Códice Calixtino, datado entre 1139 y 1173. Las primeras piezas de música polifónica del occidente cristiano están en este libro, encontrado en el Archivo de la Catedral de Santiago.

Esplendor lírico

.Tal y como sucede en la historia de nuestra literatura, la etapa cumbre de la música gallega es también la de la lírica medieval en lengua gallego-portuguesa. No en vano literatura y música iban de la mano en esta manifestación artística, que floreció en el siglo XIII y que fue la propia de los trovadores. La figura del trovador es la de un músico-poeta que componía e incluso recitaba o cantaba sus poemas. Cada trovador reunía sus composiciones o "cantigas" en compilaciones conocidas como cancioneros. El esplendor lírico se prolongó hasta la mitad del siglo XIV.Las cantigas eran composiciones profanas que se cantaban con acompañamiento instrumental y que podían ser susceptibles de acompañar a danzas. La citola es el instrumento más mencionado en los textos y confirma la popularidad de este instrumento en el territorio gallego entonces. Existían tres tipos fundamentales de cantigas en función de su temática: cantigas de amor, de amigo y de escarnio y maldecir. Las de amigo están consideradas como genuínamente gallego-portuguesas.En el plano musical destacan especialmente las Cantigas de Martín Códax reunidas en el Pergamino Vindel. Son cantigas de amigo -lamentos ante la ausencia del ser amado- inspiradas en el mar de la Ría de Vigo. De las siete cantigas, seis poseen notación musical. También dejaron importantes cancioneros otros trovadores como Johán Airas, Airas Nunes, Pero Meogo, Don Dinís, Bernal de Bonaval o Paio Gomes Charinho, cuyo sepulcro se conserva, extraordinariamente esculpido, en la iglesia franciscana de Pontevedra.La obra magna de la lírica gallego-portuguesa, las Cantigas de Santa María (1264-1284), constituye otro episodio crucial en la historia musical gallega. Sin embargo, hai que acoger la música de estas 420 cantigas con ciertas reservas: su singular mezcla de tradiciones e influencias la alejan del folclore gallego canónico. La corte de Alfonso X el Sabio -recopilador y autor de un número indeterminado de composiciones- era un crisol en el que convivían lenguas y culturas cristiana, hebrea y árabe. Las partituras son reflejo diáfano de este mestizaje, un compendio ecléctico de la cultura musical de la época.
El auge del folklore
Después del esplendor cultural de la época medieval, Galicia pasará a vivir una época histórica caracterizada por un marcado aislamiento socioeconómico que se tradujo en la conformación de un folclore musical fuertemente endogenizado. Los juglares darán paso a los ministreles, principales músicos civiles de los burgos urbanos responsables del acompañamiento de las danzas gremiales y las procesiones celebradas en las principales festividades del año. La gaita, el tambor y los panderos heredados de la tradición medieval se constituyen como el instrumental predilecto de estos músicos, iniciándose entonces la época de madurez y consagración del instrumental de las formaciones populares de música tradicional gallega.
Los músicos eran demandados por gremios y cofradías. Viveron un proceso de profesionalización que en muchos casos fue legado a sus hijos, generando auténticos linajes musicales. La presencia de los gaiteros en las romerías, acompañados por su percusionista, los inmortalizó como icono musical gallego por excelencia. Otros músicos profesionales fueron los ciegos andantes, herederos de la tradición juglaresca.
En la aldea, las reuniones festivas de los campesinos conocidas como fías, ruadas, seráns o palavilas, se realizaban al son de cantos acompañados de panderos y adufes (instrumentos heredados del influjo árabe en el medievo). En estas reuniones, el baile era el auténtico protagonista siendo las muiñeiras y los viras (jotas) los ritmos característicos.
El acervo musical propio de Galicia permaneció sin demasiadas alteraciones con el paso de los siglos, asimilando progresivamente nuevos ritmos e instrumentos como el violín o las requintas (flauta travesera).

El movimiento de recuperación cultural encabezado por el regionalismo peleó por una recuperación, clasificación y divulgación del patrimonio musical popular en favor de su conservación y valorización. Destacados compositores académicos del romanticismo, como Marcial del Adalid, incorporaron la tradición musical popular a sus composiciones para musicar poemas del Rexurdimento literario. Adalid es responsable de los Cantares viejos y nuevos de Galicia (1877), que contiene tanto cantigas populares como "melodías gallegas" de su autoría. El nacionalismo musical gallego fundamentado en el aprovechamiento de materiais procedentes de la música popular tendría su máxima expresión a finales del siglo XIX de la mano de tres destacados compositores y directores de orfeón: Chané, Xoán Montes y Pascual Veiga, autor este último de la música del Himno gallego.


Siglo XX

Durante los cuarenta años de dictadura de Franco, la identidad cultural gallega fue fieramente reprimida. La población, principalmente rural, siguió celebrando la tradición de manera popular dentro de Galicia, mientras en el exilio latinoamericano los galleguistas trabajaron duramente para conservar la cultura e identidad gallegas.Hacia finales de los sesenta, la canción-protesta es la expresión musical del movemento de reacción antifranquista en todo el Estado. 
El 26 de abril de 1968, este movimiento adquiere su expresión gallega de la mano de Voces Ceibes. En el clima de revueltas estudiantiles que agitaba Compostela, el concierto de presentación de este colectivo de cantautores en la Facultad de Medicina reunió a 2.000 persoas en un acto de marcada simbología galleguista y popular. La Nova Canción Galega acababa de nacer.
En 1974, la Nova Canción es sustituida por el Movemento Popular da Canción Galega, en el que se integran nombres como Emilio Cao o Suso Vaamonde.
el cantante y compositor ferrolán Andrés do Barro. Con su tema O tren -con letra del escritor Xavier Alcalá-, do Barro logró algo insólito: llegar al número uno de la lista de éxitos estatal con una canción en gallego, una lengua poco menos que proscrita durante el régimen.
. En 1978 nace el Festival Internacional de Música Celta de Ortigueira, que en poco tiempo se convertirá en una plataforma de extraordinaria importancia.Pero no todo es folk. En los años ochenta ocurre algo en Vigo: la 'movida viguesa' es un fenómeno del rock and roll en el que participan grupos como Os Resentidos, Siniestro Total, Golpes Bajos, Aerolíneas Federales, Semen Up.
Panorama actual
A día de hoy, la música de raíz sigue siendo el buque insignia de la música popular gallega. Durante los años noventa y el nuevo siglo no dejan de proliferar voces y bandas que abren la tradición hacia múltiples ritmos y géneros. Las fronteras del folk gallego se expanden y dejan un espacio cada vez máis rico y diverso. Las influencias del rock y el jazz ya se ven hacia el fin de siglo en el folk de Mercedes Peón, Carlos Núñez, Xosé Manuel Budiño, Susana Seivane, Berrogüetto, Luar na Lubre, Uxía, etc. Todos estos nombres llevan años representando a Galicia como país en las citas más importantes del mundo, siguiendo la estela que inició y sigue dejando Milladoiro.


En el terreno del pop-rock, Deluxe e Iván Ferreiro son probablemente los dos artistas gallegos que mayor éxito de crítica y ventas han cosechado, tanto en el ámbito estatal como internacional. Con una trayectoria más breve, pero ya consolidada, figuran bandas como Lamatumbá, The Homens, Triángulo de Amor Bizarro, Loretta Martin o Niño y Pistola.
También contamos con solistas de la categoría de Narf, Sevigny o Silvia Penide. Hoy también se rapea en gallego gracias a Dios Ke Te Crew.





1 comentario:

Anónimo dijo...

Grandes gaiteiros de todas las decadas si señor, que pena que no se puedan mezclar con los mejores del rock y hacer buena musica progresiva en galicia como la hay en andalucia.
onde non hay...
yo soy amante de la musica alternata de vigo y miren que me encontre esta semana:

http://www.lulu.com/shop/diego-lamas-bande/50-a%C3%B1os-de-rock-en-vigo/ebook/product-22249448.html

me lo descargue pero un poco caro para 70 paginas

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